Escribimos palabras en la arena, a tientas, con la suave luz
del atardecer. Palabras que llevamos a cuestas: las que perdimos, las de
nuestro presente y las que están por escribir: nuestros sueños. Palabras a
merced del caprichoso oleaje. Palabras que, quizás, la mar se lleve algún día,
o palabras que perduren para siempre. Palabras profundas que traga la marea
cada noche y las devuelve al amanecer en la orilla de esta encantadora playa
que hemos creado sin apenas darnos cuenta. Son palabras que vamos escribiendo,
lenta y apaciblemente, en el relato de una increíble vida compartida.