La esperó confiado, pues ahora
era poeta, y eso no sólo lo redimía de su miseria sino que le daba esperanzas
de llegar a ser correspondido. "Le daré los versos", se decía,
"y entonces ya no podrá ignorarme y no le quedará más remedio que
enamorarse de mí ".
Juegos de la edad tardía
Luis Landero