Te vi llegar a la estación, subir al tren, recorrer inquieta los pasillos, conocer al resto de viajeros y bajar en cada parada a curiosear.
Ahora, que ya has encontrado el vagón que buscabas, te veo más serena, madura y entrañable asomada a la ventanilla, contemplando el paisaje que corre vertiginoso delante de nosotros en este viaje con destino cierto.
Te deseo un buen viaje.