Y, una vez dentro del sueño, de mi sueño, deambulo sin rumbo fijo de un lado para otro. Sigo los destellos anaranjados de la luz que reverbera en el faro y me guían a escenarios situados en las esquinas de mi inconsciencia, bajo las ramas de sueños hasta ahora irreales pero con apariencia de verdaderos.
Y ahí te busco, en ocasiones te encuentro y otras, las menos, apareces por detrás de mi espalda. Tapas mis ojos con tus manos inquietas y me despierto: ¿o comienzo a soñar de nuevo?