Mi vida va y viene en continuo
movimiento, como las olas que he contemplado en muchas ocasiones.
Olas tranquilas a veces y agitadas
otras, pero que nunca me dejan indiferente. Olas de amistad, de amor, de desamor,
de autoconocimiento. Olas que traen recuerdos a mi orilla y olas que se llevan
lo mejor de mí hacia otras orillas lejanas. Cálidas olas de verano y frías olas
de fríos inviernos. Y entre ola y ola dejo mi mente en blanco, respiro el
fresco aire salado y escucho el canto de gaviotas. Es en ese instante donde el
tiempo se detiene permitiéndome sentir la eternidad que me rodea.