jueves, 12 de febrero de 2015

Soledades.


Sin título
Ángel González de la Aleja

Sola. Egoístamente sola. Sobre todo para no tener que pensar. Para no tener que sufrir. Para no tener que imaginar cosas que no quiero imaginar, porque no quiero que sucedan. Para no necesitar preguntar por miedo a la respuesta. Para no escuchar lo que no quiero oír. Soledad. Soledad por un tiempo. El tiempo suficiente para lograr hacerme fuerte y conseguir que las cosas no me afecten tanto, para aprender a darme a los demás sin olvidar primero darme a mí misma. Un tiempo. Para que al volver todo me importe lo justo, que cada una de las personas a las que quiero sólo vean en mí algo bueno, para que yo les pueda dar lo mejor de mí, a mí misma, sin exigir, sin reprochar, sólo ofrecerles mi amor y que se enteren de una vez que los quiero, con un amor del bueno, y no un amor posesivo, porque nadie somos de nadie, tan sólo de nosotros mismos. Un tiempo para aceptar mi vida, aceptar lo que me ha tocado, lo que he escogido vivir. Y poder vivir en paz. Sin preocuparme nada más que de lo vital. Sin tener que fingir que algo no me importa cuando yo sé que ese algo realmente me importa mucho. Para no sentir el impulso de preguntar cuando realmente lo que quiero son respuestas. Un tiempo para aceptar que todo se mueve y que nunca nada será igual. Para no sufrir demasiado cuando ves cómo la gente a la que amas se va alejando poco a poco y sabes que ya no hay nada que hacer, porque la gente cambia y con ellos cambian sus intereses, sus realidades, sus ilusiones...Un tiempo sola, en silencio, con la mar. Para que al regresar de mi sueño pueda aceptar mi otra realidad: mi vida sin soñar.

LR

Siempre estás sola, aunque acompañada. Sola con tus pensamientos que no paran de girar, cómo esa nube que por las tardes se engancha al peñón. Sola con tus sentimientos que te la dan vida mientras secuestran tu corazón. Sola con la soledad de la noche cuando escribes en tu diario secretos inconfesables. Sola, solitariamente sola, soñando lo que no puedes vivir. Y a pesar de estar sola sabes que no estás sola porque me tienes a mí.