Sin título
Ángel González de la Aleja
Sola. Egoístamente sola. Sobre
todo para no tener que pensar. Para no tener que sufrir. Para no tener que
imaginar cosas que no quiero imaginar, porque no quiero que sucedan. Para no
necesitar preguntar por miedo a la respuesta. Para no escuchar lo que no quiero
oír. Soledad. Soledad por un tiempo. El tiempo suficiente para lograr hacerme fuerte
y conseguir que las cosas no me afecten tanto, para aprender a darme a los
demás sin olvidar primero darme a mí misma. Un tiempo. Para que al volver todo
me importe lo justo, que cada una de las personas a las que quiero sólo vean en
mí algo bueno, para que yo les pueda dar lo mejor de mí, a mí misma, sin
exigir, sin reprochar, sólo ofrecerles mi amor y que se enteren de una vez que
los quiero, con un amor del bueno, y no un amor posesivo, porque nadie somos de
nadie, tan sólo de nosotros mismos. Un tiempo para aceptar mi vida, aceptar lo
que me ha tocado, lo que he escogido vivir. Y poder vivir en paz. Sin
preocuparme nada más que de lo vital. Sin tener que fingir que algo no me
importa cuando yo sé que ese algo realmente me importa mucho. Para no sentir el
impulso de preguntar cuando realmente lo que quiero son respuestas. Un tiempo
para aceptar que todo se mueve y que nunca nada será igual. Para no
sufrir demasiado cuando ves cómo la gente a la que amas se va alejando poco a
poco y sabes que ya no hay nada que hacer, porque la gente cambia y con ellos
cambian sus intereses, sus realidades, sus ilusiones...Un tiempo sola, en
silencio, con la mar. Para que al regresar de mi sueño pueda aceptar mi otra
realidad: mi vida sin soñar.
LR
Siempre estás sola, aunque
acompañada. Sola con tus pensamientos que no paran de girar, cómo esa nube que
por las tardes se engancha al peñón. Sola con tus sentimientos que te la dan
vida mientras secuestran tu corazón. Sola con la soledad de la noche cuando
escribes en tu diario secretos inconfesables. Sola, solitariamente sola,
soñando lo que no puedes vivir. Y a pesar de estar sola sabes que no estás sola
porque me tienes a mí.
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