La duda en ocasiones nos asalta y aquello que en principio estaba claro más tarde se oscurece.
En días soleados, espléndidos, de pronto llegan nubes, sin avisar, y nublan completamente el cielo sumiéndonos en un ambiente gris de recogimiento.
Sí, somos como el tiempo, variables: Nublados o despejados, fríos o calurosos, calmados o tormentosos. Pero nuestra suerte ya está echada y conocemos nuestro destino, a pesar de las dudas. Dudas que se irán despejando, desvaneciendo lentamente mientras avanzamos por el camino elegido. ¿O no?
¿Acaso lo dudas?