miércoles, 10 de marzo de 2021

Pudo ser

 

Pudo ser la primera vez, pero no fue ninguna. No se atrevió a dar el primer paso ni tampoco el segundo. Allí quedó, prisionera en su propia casa y rodeada de extraños. Cuando paso por su puerta me detengo, miro hacia su ventana y no la veo, pero sé que está allí dentro, porque se refleja en el cristal la tristeza de su desencanto.