Mi mente a veces se pierde entre sueños y rostros de personas que me incitan a escribir lo que imagino. Traspaso los límites de la realidad e intento encontrar acomodo en otra realidad más favorable confiando en que os sintáis cómodos en mis escritos.
Como contables intentamos que los números cuadren y bordar las letras que cuentan nuestras historias, y las vuestras.
Sin embargo me queda la duda de quién es realmente el autor, ya que su personalidad múltiple, al menos desdoblada, juega al despiste.
Me impresiona de su persona la humildad y serenidad que tiene en cada momento, siempre con ese sentido del humor que tanto me fascina.
Mis mejores deseos en este tiempo de incertidumbre y conmoción que estamos viviendo. Confío en que el amor eterno os envuelva y proteja con su compasivo manto.
¡Que hermosas palabras me diriges!
Pero a duras penas hay un manto que nos envuelva en algo de esperanza, sobre todo cuando día a día todo va un poco peor.
Mil gracias por ser una persona con tanta sensibilidad hacia el prójimo.
De verdad que me han llegado al alma.
Espero volver a verte por esos caminos de dios para impregnarme con la energía positiva que emites y compartir buenos momentos.
Gracias por tus inmerecidas palabras que me elogian. Tal vez cuando recorremos los caminos entregamos lo mejor de cada uno de nosotros, olvidando la rutina y los problemas cotidianos.
¡Buen camino!