En la gran plaza
de Marrakech, gestos serios de atención e interés ante la narradora que cuenta
historias remotas llegadas hasta nuestros días. La voz y la memoria conservan
vivos episodios cuyo origen se hunde en el fondo de tiempos muy lejanos. La
palabra, seductora, viva y elocuente se mantiene, todavía, encendida. Escucha,
siente y calla.