“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”.
Fernando Pessoa
Trajo nieve la primavera. Copos
blancos, como flores de azahar, caían del cielo y un perfume canadiense,
recuerdo de un tiempo cercano, despertaba mi olfato. La noche se presentaba
fría y el amanecer helado.