Caminos de niebla me llevan a destinos inciertos. Vaporizados aires de invierno, de fría nube, me envuelven. La mente, turbia de pensamientos grises, marca el ritmo que las piernas, titubeantes, aceptan a regañadientes. Hasta donde alcanza la vista todo es gris, salvo tu recuerdo que ahora brilla algo apagado. Tal vez, en algún momento, un viento cálido levante el telón y el horizonte quede despejado, mientras tanto sigo caminando sin rumbo, con el corazón en un puño y el alma entre tinieblas.