Intentamos, cuando navegamos en noche cerrada y sin faro que oriente nuestra singladura, no traspasar las líneas rojas que separan tus mares de los nuestros. Aunque pensamos o sentimos que compartimos un mismo océano, profundo, sincero y entrañable, y, por tanto, surcamos las mismas aguas turbulentas de nuestra cotidiana realidad. Aguas que se tornan transparentes y apacibles cuando soñamos o imaginamos otras aventuras más allá de estas costas manchegas.
Por tanto, libres de líneas rojas que sirvan de frontera, puedes venir a visitarnos, subir a nuestro barco y compartir con nosotros todo aquello que desees. ¡Bienvenida!