Imagina que tu mente es un cielo azul luminoso e inmenso.
Observa con atención a tus pensamientos que, como nubes, lo navegan. Nubes blancas,
de algodón, albergan agradables y felices pensamientos. Otras, en cambio,
grises y oscuras, van cargadas de granizos y tormentas fruto de aquello que perturba tu esencia.
Deja que éstas últimas desaparezcan, se esfumen y desvanezcan en el vacío del
universo. Quédate flotando en paz, como una gran nube de felicidad, en el cielo
en calma de tu mente.