Inconfesables pecados para no
contar ni de frente ni de lado. Pecados que dejarían atónito a nuestro confesor
por muy sucios que tenga ya sus oídos. Pecados en el día del Corpus Christi de
hace un año, en una iglesia para más inri. Cómplices pecados que no admiten
absolución, pues no hubo ni hay arrepentimiento sino deseo de continuar
pecando. Porque no son pecados capitales, son geniales pecados que nos saben a gloria bendita.