domingo, 5 de agosto de 2012

Junto al arrozal.


Te detienes y das un respiro al cuerpo para que pueda seguir a tu espíritu incansable. Aprovechas para fotografiar, junto al arrozal, la belleza que, como si de un espejismo se tratara, hueles, sientes e intuyes delante de ti.
Terminada la ruta, navegada a la derrota, podrás recordar y revivir estos mágicos momentos y demostrarte que no se trató de un sueño, despierto, en cualquier noche de insomnio.