Sigo las huellas de tus pasos en la arena caminando paralelo al mar. Veo a lo lejos tu silueta envuelta en el viento suave de la mañana e intento llegar a tu lado acelerando mi marcha. De repente, una ola intrépida se adentra en la playa destruyendo castillos de arena y borrando al instante las huellas de tu presencia. Levanto la vista y ya no te veo. Te adentras nadando en la mar batiendo con fuerza la cola de escamas brillantes que delata tu esencia de sirena traviesa y encantadora. Quizás regreses al final de la tarde envuelta en la luz del ocaso, estaré atento para escuchar tu canción y descubrir tus misterios. Si me dejas, quiero nadar a tu lado, siempre.