Tren que circula a
gran velocidad en los laberintos
subterráneos que conectan todos los barrios de la ciudad.
Gentes que van y que vienen mientras otras esperan, impacientes, en los andenes.
Próxima
estación: ¡Plaza de España, correspondencia con líneas: dos y diez!
¡Atención, estación en curva, al salir tengan cuidado para
no introducir el pie entre coche y andén!
Parada.
Frente a frente.
Puerta que se abre.
Mientras él intenta salir ella hace lo propio intentando
entrar.
Él se va la derecha y ella a la izquierda.
Y viceversa: izquierda y derecha.
Cuerpos nerviosos y gestos inquietos paralizados en medio de
un segundo efímeramente eterno.
Sus miradas se cruzan y sus voces pronuncian al unísono:
¿Subes?, ¿Bajas?
Puerta que se cierra.
Y ahí quedan los dos, él continuando su viaje a ninguna
parte y ella, en el andén, deseando volver a encontrarle en cualquier otra estación de su vida.