sábado, 22 de noviembre de 2014

Amigamente, amigovio.

En su particular lenguaje inventaron dos palabras para describir la relación sentimental que los unía: "amigamante" y "amigovio". Ella era su amante, pero para llegar a ese estatus tuvo que ser primero amiga, una gran amiga, su mejor amiga. Él logró, no sabemos cómo, tal vez porque estaba predestinado a ello, colarse en el corazón de ella y adquirir la condición de amigo novio, "amigovio". Y en esa triple faceta de amigos, amantes y novios, se desarrollaban sus vidas. Vidas intensas y algo descompensadas, porque él se comportaba como un hombre tranquilo mientras ella era pura dinamita. Generaciones diferentes de procedencia, algo más de una década los separaba, y caracteres opuestos en algunos aspectos vitales, ocasionaban continuos roces en la manera de ver y comprender sus sentimientos. Roces que iban puliendo día a día su relación pero sin llegar a desgastarla, al contrario, cada día se sentían más unidos. Personajes creados para enmascarar sus identidades daban cuenta a diario de sus aventuras, a modo de teatro, en alguna red social. Red que los mantenía atrapados, y a la vez libres, en el inmenso océano de sus vidas compartidas.