En su particular lenguaje
inventaron dos palabras para describir la relación sentimental que los unía:
"amigamante" y "amigovio". Ella era su amante, pero para
llegar a ese estatus tuvo que ser primero amiga, una gran amiga, su mejor amiga.
Él logró, no sabemos cómo, tal vez porque estaba predestinado a ello, colarse
en el corazón de ella y adquirir la condición de amigo novio,
"amigovio". Y en esa triple faceta de amigos, amantes y novios, se
desarrollaban sus vidas. Vidas intensas y algo descompensadas, porque él se
comportaba como un hombre tranquilo mientras ella era pura dinamita.
Generaciones diferentes de procedencia, algo más de una década los separaba, y
caracteres opuestos en algunos aspectos vitales, ocasionaban continuos roces en
la manera de ver y comprender sus sentimientos. Roces que iban puliendo día a
día su relación pero sin llegar a desgastarla, al contrario, cada día se
sentían más unidos. Personajes creados para enmascarar sus identidades daban
cuenta a diario de sus aventuras, a modo de teatro, en alguna red social. Red
que los mantenía atrapados, y a la vez libres, en el inmenso océano de sus
vidas compartidas.