Almanaque, calendario con los
meses y los días puestos en negro y en rojo. La Luna, sus fases y desfases. Santoral, para los más religiosos y
adictos a las felicitaciones. Hojas para arrancar y pasar página cada treinta
días, aproximadamente. Todo preparado y dispuesto ordenadamente para conocer el
día que viviremos cada veinticuatro horas. Pero hay que vivirlos, cada uno de
ellos, sus mañanas y sus noches, sin olvidarnos de las tardes, poco a poco, intensamente,
como si fuera el penúltimo día de nuestras vidas. El último lo dejaremos,
cuando llegue, para despedirnos. Comenzamos, pues, 2015. ¿Listos?