“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”. Fernando Pessoa
viernes, 23 de septiembre de 2011
El 23.
Rosa fresa brillante: tus labios
aroma frutal, fino y delicado: tu beso
sabroso, fresco y equilibrado: tu cuerpo
vigésimo tercero: hoy 23
llueve: en la noche equinoccial
viernes: igual que ayer
otoño: siempre otoño a tu lado
y tu argumento:
Efímero amor.
Efímero amor, como blanco rayo que cae del cielo iluminando la tarde azul de tormenta, explota en trueno, nos inquieta y conmueve.
Fugaz amor, asciende veloz en la oscuridad de la noche, estalla en lluvia de colores que calan nuestros sueños.
Breve amor, entra a hurtadillas por nuestros sentidos, se instala en los sentimientos y anestesia el autocontrol que nos gobierna.
Exiguo amor, brota, cual nívea flor de almendro, mostrando su belleza en los campos de nuestra imaginación para marchitarse en fruto de cáscara impenetrable.
Pasajero amor, funde el hielo de invierno en aguas cristalinas que buscan la mar salada del estío, ahogándose en el fondo del tiempo.
Temporal amor, llega y se esconde, reaparece y se oculta en sombras que nos siguen y persiguen en noches románticas de luna llena.
Perecedero amor, arco iris aureolando la sonrisa triste y la mirada miope de nuestros arrítmicos corazones.
Transitorio amor, estrella fugaz que impacta en la atmósfera de nuestras vidas desintegrándose en la caja negra de la memoria.
Momentáneo amor, destello de ansiedad y suspiro de alegría e incertidumbre, alterando las constantes vitales de tu cuerpo y del mío.
Fugaz amor, asciende veloz en la oscuridad de la noche, estalla en lluvia de colores que calan nuestros sueños.
Breve amor, entra a hurtadillas por nuestros sentidos, se instala en los sentimientos y anestesia el autocontrol que nos gobierna.
Exiguo amor, brota, cual nívea flor de almendro, mostrando su belleza en los campos de nuestra imaginación para marchitarse en fruto de cáscara impenetrable.
Pasajero amor, funde el hielo de invierno en aguas cristalinas que buscan la mar salada del estío, ahogándose en el fondo del tiempo.
Temporal amor, llega y se esconde, reaparece y se oculta en sombras que nos siguen y persiguen en noches románticas de luna llena.
Perecedero amor, arco iris aureolando la sonrisa triste y la mirada miope de nuestros arrítmicos corazones.
Transitorio amor, estrella fugaz que impacta en la atmósfera de nuestras vidas desintegrándose en la caja negra de la memoria.
Momentáneo amor, destello de ansiedad y suspiro de alegría e incertidumbre, alterando las constantes vitales de tu cuerpo y del mío.
Efímero amor, tan efímero como eterno.
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