martes, 4 de junio de 2019

La Encina


La estación estaba vacía, abandonada a su muerte. Si un día fue parada obligada del tren Botijo camino de Levante, con vagones de madera y almuerzo de tortilla de patatas, ahora sólo la habitaban recuerdos. El cerro de enfrente pasó de ser soporte publicitario de CYNAR, bebida imposible de hierbas y alcachofa, a cantera hasta perder su alma y también su piedra. El paso del tiempo es así, nostálgico e implacable a la vez, en una estación de paso.