Una lluvia de lágrimas en la
noche inunda tu alma a ritmo de campanadas. Sonido metálico ahogado por el
rumor de tu llanto. Tal vez sea el verano que se marcha o la llegada del otoño
que lo reemplaza. Quizá el temor a vivir con miedo y a las consecuencias de un
amor inevitable. El caso es que arrecian lágrimas sin cesar mientras unas
reincidentes campanas marcan las horas.
¿Hasta cuándo?