Y sigues estando ahí, en primer plano, fiel a tus raíces y a tus principios, independiente, destacando del resto. No necesitas color para brillar, ni vestidos a la moda que realcen tu belleza natural. Tus compañeras están hechas de otra pasta y creo que en el fondo te envidian. Eres así, auténtica y sencilla, étnica. Por eso me fijé en ti, desde el primer momento, y no dejas de sorprenderme a cada instante. Ni la lluvia, ni el viento, ni el sol pueden contigo. Cierto que el paso del tiempo va dejando sus huellas en tu piel, pero también dejan un poso de sabiduría, madurez y un aire de dulce nostalgia que me encanta. Sabes que si tengo que elegir entre todas siempre te elijo a ti, continúas seduciéndome y no puedo ni quiero evitarlo. Cada vez que te tomo siento en mis dedos el suave tacto de tu irresistible misterio. Y ahora, ¿quién de los dos está más colgado?