Hay asuntos que no tienen
solución y de nada sirve volver a sacarlos a la luz. Roto el filamento, que
incandescentemente nos iluminaba, abandonó la utilidad para la que fue creada.
Habrá que desecharla, sustituirla por otra, si queremos salir de la oscuridad,
arrojarla al contenedor apropiado o conservarla como recuerdo que alumbre
nuestra memoria.