Soy tú cuando me miras a los ojos,
pierdo el control de mi cuerpo
y me dejo llevar, ciego,
por la luz de tu mirada.
Soy tú cuando me hablas al oído,
encantado quedo con tu dulce voz,
de misteriosa sirena transoceánica,
que ensordece mi razón.
Soy tú cuando me abrazas,
me fundo en ti al instante,
muero en tus cálidos brazos
y contigo me confundo.
Soy tú y no soy nada: sólo tú.