lunes, 5 de octubre de 2015

De guardia.


Proteger a su Reina, desde el anochecer hasta el alba, era la misión que tenía encomendada. Nadie podía acceder a sus aposentos, salvo él, cuando así era requerido. Y así fue, entre rondas y guardias, que amaneció el amor entre ellos. Amor medieval de fidelidad, respeto y entrega.