Peligro de muerte

Si eres dueño de tu ser también deberías serlo de tu muerte, poder elegir el momento y la forma de celebrarla antes de que la vida acabe contigo.

Llega un día

Llega un día que sientes que has perdido el control de tu vida. Ella va por un lado y tú por otro. Te la cruzas y observas su penoso caminar, cabizbaja y arrastrando los pies, mientras tú ya no puedes dar un paso más para alcanzarla y te quedas.

Último tango en Brasov

Último tango en Brasov, aquel baile era un abrazo de despedida.

Mujer fatal

De un amor cualquiera sería fácil huir y encontrar otro que por algún tiempo me acogiera. Del tuyo, imposible escapar sin sufrir heridas de muerte. Eres mi feliz condena.

Al final del verano

Al final de verano, en La Mancha, quedan amarillos campos, nubes amenazantes y grises carreteras que nos conducen, de nuevo, a la rutina.

De gira por el Mundo

Cabezas de barro

Cabezas de barro, miradas perdidas, congelados deseos, pensamientos estáticos, mudo diálogo; si las miras cobran vida.

Museo Nacional Brukenthal

Si la puerta está abierta no preguntes, entra.

Nuestro plan

Cada uno de nosotros tiene un plan, el plan nuestro de cada día, pero casi nunca se puede llevar a cabo ni a golfo, ese es nuestro desconsuelo.

Amarillas flores

Cómo pequeños girasoles, amarillas flores refrescan mi memoria y evocan tu presencia. Tres eran, a cada cual más bella, pero ninguna, en encanto, te supera.

Cuando baja el sol

Cuando baja el sol sube el telón de la noche, reino de silencios, susurros y amores de fuego.

Sueño

Sueño en una noche de verano.

Luna llena

Era luna llena. Todos dormían o aparentaban hacerlo. Las seis marcaba el tiempo y me levanté a mirarte. Ahí arriba iluminabas la noche, proyectabas sombras y alguna duda. Ni una rama se movía, ningún pájaro despegaba el pico, sólo los grillos, intermitentemente, se atrevían a romper el silencio. Y entonces, un crujido de hojas secas anunció su presencia. Vino hacia mí y fuimos uno en un abrazo eterno.

De caza

Como buen cazador que huele a su presa, el fotógrafo camina con la cámara dispuesta a cobrarse una nueva pieza. Puede aparecer en cualquier momento, delante de ti, al doblar la esquina o en la acera de enfrente. Lo que es seguro es que esa foto anda suelta y que, tarde o temprano, se cruzará en tu camino.

Heridas

Las heridas del amor cicatrizan mejor en silencio. Bálsamo pueden ser palabras amigas y oídos abiertos a escuchar nuestras desdichas. Si no curan hoy, curarán mañana, es cuestión de tiempo, no tengas prisa, el dolor también forma parte de la vida.

De frente

La vi venir de frente, a unos cincuenta metros, en la calle Victoria, junto al Palacio Real. Me llamó la atención su armonioso caminar y la belleza de su rostro en aquella calurosa tarde de agosto. Mi sorpresa, cuando me crucé con ella y la miré a los ojos, fue verla llorar y escuchar el lamento en su tono de voz hablando con alguien por teléfono, tal vez algún episodio de desamor. Me detuve, giré mi cuerpo y sentí cómo se alejaba con su dolor. A veces creemos que lo tenemos todo y la vida nos demuestra que no hay nada ganado para siempre.

Bajo el puente

Había bajado del cementerio y regresaba al hotel. Al otro lado del río, en el puente, dos gitanillos que no tendrían más de diez años, malvestidos y sucios, pero alegres y simpáticos, cargaban con sendas ramas, a modo de cañas para pescar, y un cubo con agua y cebo que me mostraron mientras hablaban en una lengua extraña para mí. Saltaron la valla y se colocaron debajo del puente con la intención de pescar una suculenta cena. Un niño pobre hasta la médula puede ser feliz con cualquier cosa, sabe disfrutar del momento y mañana Dios dirá.

En el cementerio

Tumbas, lápidas y cementerios te recuerdan que casi ya estás muerto, que la vida se puede ir en cualquier momento y, sin embargo, ese conocimiento te da más fuerzas para vivir.

Pregunta

¿Cuántas mujeres tienen que morir asesinadas para que no muera ninguna otra más?

Biertan

Iglesia fortificada de Biertan, construida por los sajones, invitados por el Reino de Hungría, para ocupar y defender, frente a los turcos, los territorios de Transilvania.

Lucero

Érase una vez como en los cuentos, érase una vez, una niña de imperiales ancestros, de hermosísima tez. Hija única, a la que aman tanto, siempre en todo bella, como la Virgen entre los santos y la luna entre las estrellas. Desde las sombras celestiales sus pasos allá la llevan, a las ventanas, en las cuales el lucero la espera. Mira hacia el mar en el ocaso, cómo aparece y luce, cómo con sinuosos pasos barcos negros conduce. Lo ve hoy, lo ve mañana, es así como el deseo brota. Y al verla tantas semanas, él de ella se enamora. Como ella apoya en sus palmas, para soñar, sus sienes, él llena de amor su alma y su corazón tiene. De qué forma él se ilumina cada nuevo atardecer, cuando hacia el negro castillo mira y ve a su amada aparecer. Mihai Eminescu (1850-1889). Probablemente el poeta rumano más conocido.