Lo que un día fue hogar ahora es
un solar de tierra húmeda y paredes desconchadas a cielo abierto. Recuerdos que
se evaporan en la memoria de aquellos que crecimos correteando por las esquinas
de los años sesenta descubriendo un mundo que ya no reconocemos. Será, tal vez,
nostalgia de un tiempo inocente y feliz.
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