sábado, 12 de marzo de 2011

El amante visual de Cani.


“Amo con la mirada, y también con la fantasía. Porque todo fantaseo de esa figura que me cautiva”

Ignoramos nuestros nombres, que pueden ser cualesquiera, aunque yo conozco el mío e intento adivinar el femenino tuyo. Pero sí conocemos nuestros rostros y nuestros cuerpos que se reconocen cada día en cada ocasión que cruzamos sentidos opuestos: tú en dirección ascendente hacía el centro de esta ciudad tranquila y yo bajando en dirección al parque que la rodea.
Yo sé donde trabajas e intuyo que tu trabajo es parecido al mío: en tareas administrativas. Tú sabes donde trabajo, pues alguna vez me has visto llegar a mi destino, y creo que conoces a alguna compañera mía que puede ser tu amiga.
Llevamos tantos años viéndonos y admirándonos que hemos visto madurar nuestros cuerpos y el ánimo que los impulsa. Todavía no ha surgido la ocasión, ni tampoco la hemos buscado, cuando hemos coincidido en otros ambientes, para presentarnos o ser presentados por un tercero y aumentar nuestro escaso conocimiento de cada uno.
Yo me fijo cada tarde, cuando desde lejos te veo venir por la misma acera o por la de enfrente, en tu andar triste y resignado dirigiéndote al trabajo con la cabeza algo inclinada hacia adelante y tu mente absorta en algún pensamiento cotidiano. Acortamos con nuestros pasos la distancia que nos separa y nos acerca y, cuando quedan tan sólo dos metros entre tu cuerpo y el mío, alzamos la mirada e intercambiamos un destello fugaz con nuestros ojos cómplices que al instante cambian de dirección como si nada hubiera pasado. En ocasiones giro la cabeza, al momento, para contemplar tu ritmo cansado y admirar la estela que dejas a tu paso; tal vez en alguna ocasión tú también te has girado con la misma intención, mas hasta ahora no lo he sentido.
Esta relación visual, que nos une y tal vez nunca evolucione a nada más, mantiene el interés y la ilusión por los sentimientos que despertamos cada uno en el otro quedando para siempre ocultos en la zona amable de nuestra memoria y en la esquina roja de nuestros cansados corazones.

No hay comentarios: