sábado, 5 de marzo de 2011

La Relevancia del Capital Intelectual en el Cuadro de Mando.


Querido amigo Pepe, he dejado transcurrir el tiempo desde nuestra última y definitiva conversación en septiembre de 2008 para que mi mente, mi corazón y mis siete sentidos (incluyo la intuición y el sentido común, que tú poseías a raudales) pudieran hablar con la tranquilidad que genera el paso del tiempo. Sabes que habitas también en mi recuerdo y en el de tantas personas que te conocen y te quieren. Ayer buscándote en Internet te encontré, de nuevo, impartiendo cátedra de "Economía Financiera y Contabilidad" en la UCLM, me llamó la atención el trabajo elaborado junto a tus colaboradoras: Rosario y Yolanda y que lleva por título: “La Relevancia del Capital Intelectual en el Cuadro de Mando Integral”. Pones de relieve la importancia del Capital Intelectual, un activo intangible que, sin tener forma física y ser difícilmente valorable, genera beneficios futuros. Te refieres al capital humano, elemento fundamental de la empresa y que debe ser potenciado a través de la formación y de la participación en la toma de decisiones; haces mención a la organización interna en aras de mejorar la eficacia y la eficiencia y así cumplir con los objetivos marcados, e incides en la relación de la empresa con el mercado: clientes, proveedores y sociedad, por medio de una comunicación abierta y sincera para conocer el grado de satisfacción de nuestros productos y servicios y detectar nuevas demandas.
Nos hablas de la "Ecuación de Ulrich": Capital intelectual = Capacidad x Compromiso, ecuación que sobradamente cumpliste al pie de la letra, pues tu voluntad, tu capacidad y tu compromiso con las empresas y con las personas fue admirablemente eficaz y humana. Y por último, nos cuentas que el Cuadro de Mando Integral es un instrumento de planificación, información y control de las diversas áreas de una organización que incide en la consecución de objetivos marcados por ella.
Toda una lección no sólo aplicable a las empresas y organizaciones sino también a nuestra vida personal: la formación y la educación continua en conocimientos y valores humanos; la implicación en nuestro circulo afectivo y en la sociedad por medio de la empatía y de la solidaridad; la comunicación continua y abierta con las personas que se mueven a nuestro lado, dispuestos a escuchar lo que sienten, apoyarles y corregir errores, a veces involuntarios, en nuestra relación con ellas.
En nuestras conversaciones del verano de 2008, aparte de repasar con cariño y nostalgia la historia de nuestras vidas y de darnos a todos lecciones de lucha contra la adversidad y clases prácticas de amabilidad, incluso en los peores momentos, fui consciente de que habías alcanzado la sabiduría pues, a pesar de tu gran formación intelectual y humanística, reconocías tu ignorancia y tu incapacidad, la de todos, para abarcar el conocimiento que la Ciencia sacaba a la luz a diario. El mundo cambiaba aceleradamente y sabías que tu tiempo era limitado, deseabas seguir adelante cerrando asuntos pendientes y preparando tu adiós definitivo con determinación, hasta el último suspiro.
Noches atrás, a finales de febrero, mantuvimos otra corta e intensa conversación; yo estaba soñando y tú te encontrabas en el kiosco de la Avenida de España, intercambiamos unas palabras: me comentaste que no asistirías a la próxima reunión de amigos; te despedí con un beso en la mejilla, beso que sólo puedo dar a amigos de “toda la vida”.
Nos vemos pronto, en sueños o en otras realidades, un abrazo Pepe.

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