Horas después de abandonar la
habitación del hotel todavía flotaba en el aire el misterio de la noche anterior.
Como olas de un mar que busca la calma, así quedaron impresos en sábanas
blancas los vaivenes de dos cuerpos náufragos que se agarran el uno al otro
para mantenerse a flote. A través de los ventanales, testigos de un largo
amanecer, la luz dejaba al descubierto las huellas de una misteriosa historia
de amor. Muy a mi pesar tuve que limpiar y ordenar este escenario, pues otros
viajeros esperaban tomar posesión de él para dar vida a nuevos guiones en
blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario