Las palabras que empleamos para contar nuestras historias, que pretendemos sean también las tuyas y seguramente lo son, pues en el fondo todas las personas sentimos y vivimos las mismas realidades y los mismos sueños a lo largo de nuestras vidas (lástima de quien no tenga esa oportunidad), son palabras huérfanas que necesitan hermanarse con otras para conseguir el objetivo de transmitir un pensamiento, un deseo, una ilusión y producir en nuestra columna vertebral un latigazo, una descarga eléctrica, un escalofrío que agite nuestros sentidos, nuestras convicciones y nuestras emociones.
Palabras que por sí solas dicen mucho como: amor, comprensión, dolor, duda, soledad, alegría, etc., si se juntan con otras: yo, tú, nosotros, que hacen de sujetos; las situamos en un contexto: ayer, mar, cruce, noche, y les damos movimiento: sentir, viajamos, buscar ... logran el propósito de expresar y transmitir profundos sentimientos. Sentimientos que en algunas ocasiones aparecen nítidamente en lo escrito pero que en otros relatos pueden estar ocultos o encriptados, siendo necesario conocer el código o la clave para descifrarlos, sentirlos y vivirlos.
En nuestro caso, si nos conoces porque nos has leído, creemos que incluso en los versos más retorcidos lograrás encontrar el secreto que esconden nuestras palabras, que son tus palabras pues a ti van dirigidas:
"Viajamos a ninguna parte, en el cruce del tiempo y la nada, buscando el sueño imposible que escapó en Luna nueva, de nuestros insomnios dormidos, para encontrar la luminosa felicidad que paralizados le negamos".
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