Es una hoja de otoño, pero vemos un corazón y sentimos la pasión que circula por sus venas. Ver más allá, sentir y expresar, también es poesía.
“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”. Fernando Pessoa
Es una hoja de otoño, pero vemos un corazón y sentimos la pasión que circula por sus venas. Ver más allá, sentir y expresar, también es poesía.
En blanco y negro ardía la tarde. Unos iban y otros venían. Había gente en la cola de la hamburguesería. Y mientras tú te reías yo capturaba esta fotografía. Aquí la dejo, porque ya no es mía, ahora es tuya, Carmen María.
Hoy, de nuevo, iré a verte. Es el mejor viaje que he hecho en mi vida y el que nunca quiero dejar de hacer.
Y cuando llegue y se detenga a tu lado, atrévete a subir al tren que llevabas toda la vida esperando, quizás ya no vuelva a pasar nunca.
Cada uno de nosotros llevamos nuestra propia cruz. Más pesada, más ligera, menos aparatosa o que apenas se ve, pero ahí está.
Los mayores obstáculos están dentro de nosotros y no debemos bordearlos, mejor afrontarlos con decisión.
Hagamos de la necesidad virtud; de las dudas, esperanza; de los fracasos, oportunidades; del desencanto, ilusión.
Cómo loco, corría el viento por la llanura arrastrando en su locura todo lo que encontraba suelto: un amor perdido, un grito de dolor, el silbido de una locomotora, la pesadilla de una noche oscura, promesas de cambio y alguna que otra tontuna. Sólo ellos, anclados a la tierra, entre rastrojos, girando las aspas sin parar, permanecían inmóviles, testigos de todo lo que volaba a su alrededor, que no era poco.
La niebla está al otro lado de la ventana, pero hay también una niebla interior que cala, es como llorar para adentro, tragarte las lágrimas sin que se vean.
Entre nubes anda la Luna intentando esclarecer la madrugada. Dar luz a nuevo día mientras despierta el Sol en su morada.
A tu lado todo es posible, incluso lo imposible, pues eres como aquella hada del cuento que con su varita mágica transforma los sueños en realidad.
Muchas veces, a pesar de las advertencias, nos obstinamos en tomar el camino equivocado. Cuando esto sucede no queda más remedio que dar marcha atrás y retomar la senda que traíamos hasta aquí. Hay trayecto por delante para avanzar y recuperar el tiempo perdido.
El mejor homenaje que podemos rendir a nuestros seres queridos, que habitan en el infinito, es continuar afanosamente con nuestras vidas e intentar ser felices cada día.
A cielo abierto, en la ciudad de los muertos, respiro la paz que no encuentro entre los vivos. Desde siempre me encantó ir allí, pasear por sus calles, leer las lápidas, aspirar el aroma de ciprés y sentirme, todavía, muy vivo.