jueves, 31 de diciembre de 2009

De repente.



Vuelve a remontar la corriente, a alzarse sobre las olas virando hacia el horizonte, hacia su propia existencia.
Planea cerniendo la suave brisa que la agita, que la templa; vacila un instante y se lanza ferozmente en picado tensando las alas, cortando el viento.
Siente la velocidad en sus plumas que se agitan sin cesar, enajenada.
De repente, en la incertidumbre del ruido extraño, feroz, nacida del arma enardecida corre la bala a su alcance, a su fin. Movimiento brusco del impacto, abatimiento del control perdido, de la confianza cortada, del miedo y de la nada. Cae agitada de dolor, desorientada en su inútil esfuerzo por volver a remontar, bajo las garras de la gravedad, de la muerte. Su débil cuerpo impregnado en su propia sangre, en su propia vida, rompe en la mar áspera, en su tumba eterna.
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1 comentario:

edvjote dijo...

Ciertamente te comprendo, la caída y la ayuda para levantar de nuevo el vuelo, reconociendo la levedad de nuestro ser, es relevante, creo que tu prosa poética no oculta pensamientos, los manifiesta.

SL2 el amigo nuestro