viernes, 10 de diciembre de 2010

Tu yamur magnetiza mi aire.


Contemplo, absorto, el haz de luz
Irradiada en las esferas doradas,
Perfectas e inmutables,
Sin principio y sin fin,
Ensartadas en el eje vertical de tu yamur
Rematado con la flor del misterio,
Que resplandecen con rayos lucientes
Uniendo tu cielo azul y mi tierra yerma
Convocándome a la oración
Y a la comunión con tu esencia.

Yamur que gira como faro,
Como derviche giróvago,
En torno al “Axis mundi” de mi vida,
De nuestras vidas unidas por tus destellos
De luz oro, oscilante y cautivadora,
Y mi cuerpo oscuro que la absorbe
En la cúpula del tiempo,
En el minarete del cosmos.

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