Ando perdido en el túnel de tu ausencia. Continúo buscándote en la soledad subterránea de cada día, sin hallarte. Armado con artes suasorias que convenzan y persuadan la coraza de acero invisible que protege tus nobles sentimientos. Y si te encuentro, en la intersección de dos interminables pasillos, ocultas tu rostro con una sonrisa que desorienta de nuevo mis pasos, volviendo a perderte.
Persigo el mágico tesoro de tu cuerpo oculto en grandes pilas de mármol blanco y, dejándome llevar por el rastro del brillo que emite, te encuentro dormida en sueños azules. En mi vigilia velo tu presencia y contemplo tu cara sosegada. Quedo dormido soñando contigo. Mas cuando despierto sólo queda de ti el recuerdo.
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