Viajo, a través de mi memoria reciente, intentando no sobrepasar los límites de velocidad que marca el sentido común y aconsejan los paneles informativos. Pero cuando llego a un túnel reduzco bruscamente la marcha, enciendo las luces y me instalo en el carril derecho para dar tiempo a que mis ojos se adapten a la oscuridad. Y es entonces cuando llegan, de frente, las imágenes de los grandes momentos vividos, a modo de película autobiográfica, kilómetros atrás. De repente llega de nuevo la luz de la salida y con ella se desvanecen los recuerdos que viajan en el asiento de al lado.
1 comentario:
"Gracias por enseñarme cada día a expresar y utilizar las palabras más adecuadas en cada texto. Tengo mucho que aprender, ojalá algún día pueda escribir o expresar lo que late mi corazón, lo que ven mis ojos, lo que escuchan mis oídos, la paz interior que en algunos momentos siento ... ojalá".
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