Caminamos, desplazamos nuestros cuerpos de un lugar a otro. Recorremos sendas, campos y montañas. Subimos, bajamos y nos detenemos en silencio intentando encontrarnos a nosotros mismos en los paisajes que transitamos. Pero el mejor paisaje y la mejor aventura es encontrar a otras personas y compartir con ellas algo, a veces lo más profundo, de nuestras inquietudes y de nuestras agitadas vidas. Ése es el verdadero encanto de nuestras marchas. ¿Nos acompañas?
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