cambios de vidas que cambian.
Doce, docena de deseos,
a las doce de la noche.
Conectamos nuestras mentes
a través del espacio
y del tiempo que, congelado,
nos une en la distancia.
Suenan, una a una,
golpe a golpe,
acercando el instante frontera
que separa sueños de cristal
de otra realidad verdadera.
Granos de uva blanca,
como blancas emociones,
masticamos a ritmo de segundero.
Ingerimos dulce mosto
que refresca nuestras gargantas.
Última campanada, uva final,
último segundo del año.
Ojos cerrados,
decimos adiós al pasado
y bienvenida al presente que llega.
Copas llenas de cava dorado,
brindamos augurios al viento
y bebemos despacio,
saboreando el momento.
Un beso, fresco y delicado,
un abrazo, nuestro abrazo,
y estrenamos juntos un nuevo año.
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