Al volver la esquina te veo pasar,
mirando al frente,
indiferente a mi mirada.
Pronuncio tu nombre,
claro y fuerte,
llamando tu atención,
y la atención de quienes pasan a tu lado.
Oyes mi voz,
pero no quieres escucharme.
No vuelves la cabeza y aceleras el paso,
derrapando,
huyendo de mi presencia inquietante.
Mas sabes que volveremos a encontrarnos,
a tropezar de nuevo,
frente a frente.
Será en un callejón cerrado
y no podrás desviar la mirada,
pues será nuestra última mirada.
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