viernes, 31 de mayo de 2013

Regreso.


Regreso, vuelvo al escenario donde nacieron mis últimas emociones y no la encuentro. Debió marchar hace tiempo o difuminarse su recuerdo. El caso es que ya no la siento. Las olas traen a la orilla restos de escritos naufragados que gaviotas, mudas de nostalgia, intentan descifrar. Nubes grises, atrapadas en la gran roca, giran, inconscientes y aturdidas, buscando una salida digna. Una brisa fresca, de primavera otoñal, despierta mi sueño y me arroja a una realidad todavía más infame: Sí, está aquí, a mi lado, indiferente, tan distante. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leyéndote me he sentido trasladada a la península de Cornualles, en el Reino Unido, a este recurrente lugar de mis preciadas novelas inglesas, románticas y dramáticas, plagadas, con el mar siempre de fondo, de todo lo que nombras, emociones, recuerdos, naufragios, gaviotas, nubes, rocas, sueños, brisas... de historias siempre teñidas de melancolía.
Besos.