Ya sabes que mi mente sigue contigo aunque mi cuerpo naufrague perdido. Y qué mejor sitio para estar a tu lado que paseando junto al mar. Un paseo tranquilo, al final de la tarde, en silencio, sintiendo el maravilloso paisaje que se nos ofrece y compartiendo el torrente de sentimientos que llevamos dentro.
Después tomaremos una copa para romper el silencio y decirnos, mirándonos a los ojos, todo aquello que, por prudencia o timidez, callamos.
¿Me acompañas?
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