Tu reino no es de este mundo y, sin embargo, reinas, en
noches como éstas, en grandes nubes de sentimientos que, sin causa aparente,
provocan lluvias de letras tristes. Letras que recojo con cuidado y ordeno
encima de mi cama para reconstruir la palabra "amor". El resto, las
que no son imprescindibles, regresan a ti, evaporadas, y servirán, sin duda,
para elaborar otros bellos escritos.
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