Junto al acantilado.

"No sé quién eres ni cómo te llamas pero puedo imaginar tu historia, una historia increíble y verdadera".

Todo comenzó con una llamada equivocada de teléfono junto al acantilado y no, no era a ti a quién buscaba.

Sin embargo fue a raíz de esa llamada como te encontré y lo nuestro se convirtió en una historia real y en un maravilloso y fantástico cuento imaginado.

Mi sombra.

La veo, la siento y puedo acariciarla. Sé que es mía y que me pertenece pero jamás conseguiré poseerla.

Dejemos que entre la luz.

La luz es un regalo que la vida nos ofrece. Deberíamos abrir las ventanas de par en par, cada día, y dejar que entre dentro de nosotros e ilumine nuestros oscuros pensamientos.

Naufragio.

 Olas cabalgando en un mar de sábanas revueltas

Una lluvia cálida de sudores compartidos

El canto de gaviotas sobrevolando nuestros cuerpos

Crujen los largueros de esta nave que nos lleva

Truenos que gimen y relámpagos en tu mirada

Rayos que descargan energías acumuladas

Tormenta en alta mar de sueños cumplidos

Naufraga nuestra barca de placer

Y vuelca sin remedio en ducha fría

Una corriente derrotada nos arrastra hasta la orilla

Habrá que recomponerla en urgentes astilleros

Para hacernos de nuevo a la mar

Que impaciente nos espera.

La tapa de los sesos.

Si levantas la tapa de los sesos de tu ordenador encontrarás esto: un gran vacío metálico.

¿Dónde están los recuerdos, los sentimientos, las emociones, el alma, el corazón...?

¿Qué mundo estamos creando?

Equilibrio.

Con una pequeña base es difícil mantener el equilibrio, pero caer de vez en cuando es muy gratificante.

La chicharra.

La cuadrilla de la guitarra, agua y chicharra.

Fue fiesta y ha quedado que ni pintada.

Tu viento.

Tu viento me llega al alma,

Un cálido viento que inspiro

En una tarde de viento.

Viento de amor dulce y verdadero,

Como un viento de suave brisa

Que guía mis pasos hacia tu encuentro.

Cuestión de planos.

"Pasan demasiadas cosas en primer plano, pero no sabemos nada de lo que ocurre en un segundo plano", afirma el narrador. Y es precisamente todo aquello que ocurre en segundo plano lo que tiene mayor importancia, lo que en definitiva conforma nuestra verdadera existencia, no la imagen oficial que se emite cara al exterior.

Berta Vias Mahou

Tras la siega.

Tras la siega, campos dorados de rastrojo ciegan nuestra mirada. Un mar estepario que aguarda dormido, en tardes de chicharra, la llegada del arado surfeando olas pardas. Y mientras tanto, empapados en sueños voluptuosos, sesteamos bajo la débil sombra de una encina solitaria. ¿Qué remedio nos queda?

Buscando.

De camino, buscando mis sombras.

En la arena.

Sigo las huellas de tus pisadas en la arena y no te veo, no estás o no apareces. Quizás estés un poco más allá, junto a la orilla, o vueles sobre mi cabeza alejándote. Sé que te busco insistentemente pero tal vez no quiera encontrarte.

Esperando.

Esperando que abran la playa busco mi sitio para no perder ningún detalle de tu mágica presencia.

Mirando a lo lejos.

Miro a lo lejos y no te veo porque sé que estás aquí, a mi lado.

El muro.

Piedra a piedra, de cualquier tamaño, color y forma, se construye un muro.

¿Tan difícil es construir un mundo justo?

Sueños de Reina.

¿Acabas de tener un sueño?

¡Atrápalo, que no escape!

En el lavabo.

A carboncillo dibujó su sexo guiada por el recuerdo de aquella inolvidable tarde.

Buscando la manera.

Es la manera de mirar la vida lo que nos trastorna, una mirada serena y en paz es la que busco.

Otras tardes vendrán.

Vendrán otras tardes de verano, o de otoño, qué más da, tardes en el castillo o en cualquier otro lugar. Tardes tranquilas e intensas, sin prisa, apasionadas. Y mientras llegan saboreamos el recuerdo de aquella tarde de verano con la misma intensidad, dejándonos llevar por el ritmo acompasado de nuestros cuerpos y el brillo de ojos en la penumbra. Otras tardes vendrán.