Realmente contigo aquí no
necesito ningún publicista que se encargue de resaltar y vender al público las
virtudes que no poseo. Escuchar, comprender, mirar a los ojos, callar y
aconsejar, sin dar ningún consejo, son actos tan simples que no merecen ningún
elogio. Estar disponible, apoyarte, hacerte reír cuando lloras y llorar de risa
juntos también son cosas sencillas y que no cuestan nada, bueno sí, un poco de
tiempo pero el tiempo hace ya que dejo de ser oro, ahora es calderilla. Para
salir a flote es necesario hundirnos primero, ver que te estás ahogando y dar
un triple salto mortal, a fin de cuentas ya estás casi muerto, que nos saque
del agua y nos arroje otra vez, como náufragos vapuleados, a la orilla de la
vida. Gracias a ti por toda tu gracia, esa que aparece en los momentos más
inesperados.
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