martes, 17 de marzo de 2015

De todo corazón.


Y aquel humilde soldado, enamorado de su reina, miraba todos los días desde el patio de armas a la ventana de los aposentos de su señora con la esperanza de poderla ver un instante. Pero el rey estaba celoso porque intuía que también la reina amaba a su soldado y por eso enviaba cada día al sol para que con sus rayos iluminase intensamente la ventana de la reina para que nadie pudiese mirar sin cegarse. El soldado estaba triste y ante la dificultad e imposibilidad de verla y amarla como él quería endureció su corazón, pero nada pudo retener el amor que su alma sentía.

LR

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