Me gusta desnudarte poco a poco,
lentamente y sin prisa, despojándote de todos los sentimientos que envuelven tu
corazón. Tenerte virgen y entregada a mi mirada para amarte como nunca habías
imaginado. Después te iré vistiendo apasionadamente, con besos y caricias, para
que tu alma se sienta plenamente arropada.
Mientras tanto sigue mirando al
mar y conversando con gaviotas mensajeras que me cuentan todo de ti.
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