Al comienzo de la noche
encontramos la casa que no andábamos buscando. Nos recibió con las luces
encendidas y el vacío de un tiempo lejano. Se rompió el silencio al llamar a la
puerta pero ningún fantasma acudió a abrirnos por miedo, creo, a reconocernos. Y
tuvimos que pasar el resto de la noche a la intemperie, sin más cobijo que
nuestras propias sombras.
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